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Foto del escritorÁlvaro Carrillo

ESCUELA TRADICIONAL: ¿Un apodo despectivo o unos motivos razonados? Con Álex Esteban.

Frente a esta dualidad, deberíamos dar comienzo exponiendo que la escuela tradicional en su significado surge a raíz de la aparición de la Escuela Nueva, y es que sin un surgimiento de ideas que se diferencian de las anteriores, o de aquellas que se estuvieran impartiendo en dicho momento, no podríamos entonces hablar de la existencia de algo anterior.

El concepto de Escuela Tradicional no hace referencia a la escuela como edificio o como institución sino con el modelo pedagógico, es decir, la metodología imperante en el aula en la que los alumnos están recibiendo las materias en cuestión. Por ello, vamos a plantear el modelo pedagógico tradicional, aquellas características que lo hacen reconocible, sus aspectos más reseñables, sus carencias y utilidades de una forma clara y concisa.


El modelo pedagógico tradicional se caracteriza por la marcada diferencia de roles entre alumnado (receptor pasivo de la información) y docente (un experto en la materia)


Destaca por su fácil aplicación y la posibilidad de estandarizar los conocimientos, permitiendo así un gran grupo de alumnado a cuyo cargo hay una única figura docente.


El inicio de este modelo pedagógico tiene lugar en las antiguas academias de la Alta Edad Media, donde tenía una fuerte base religiosa y moral. En el siglo XVII se produjo la primera revolución educativa de la mano de John Amos Comenius, considerado el padre de la educación moderna. Esta revolución dio pie a numerosas teorías y métodos de enseñanza innovadores por lo que se creó la Universidad de Halle en Alemania (1770) para unificar y generalizar estas ideas. Con la llegada de la Revolución Industrial, los gobiernos vieron en el método tradicional una oportunidad para inculcar y transmitir unos valores “adecuados” a un gran número de personas al mismo tiempo. La facilidad de aplicación de este sistema a parte de la posibilidad que ofrece de educar a gran parte de la población a la vez, fueron dos aspectos clave en lo que a su estandarización y aplicación en la mayoría de escuelas se refiere.


La característica principal de este modelo es su fundamentación sobre unas bases de transmisión y recepción de la información. Existen otros rasgos distintivos de este método pedagógico entre los que destacan: la memoria como herramienta principal de aprendizaje del alumnado, la interiorización de los conocimientos mediante la práctica y repetición del educando, la autodisciplina como requisito principal para los estudiantes y, los exámenes y pruebas de evaluación que permiten a la figura docente saber los conocimientos que han adquirido los alumnos. Como conclusión, es importante comentar algunos inconvenientes de este modelo pedagógico:

  • La memorización de la información prima por encima de la comprensión de esta. Se ha demostrado que los conocimientos adquiridos mediante la memorización se terminan olvidando con el paso del tiempo.

  • El método de evaluación genera estrés y frustración en el alumnado.

  • No se estimula la creatividad, ni la curiosidad de los educandos.

  • Esto obstaculiza el desarrollo de habilidades necesarias para vivir en sociedad.

  • Fomenta la competición en lugar de la colaboración y cooperación entre iguales, esto provoca un efecto negativo en la autoestima de estos.


El modelo pedagógico tradicional ha quedado obsoleto, ya que es un modelo predecible, con poca estimulación y que necesita ser adaptado al contexto educativo actual. Pese a esto, es el modelo que en la actualidad prevalece y parece que predomina en la gran mayoría de las escuelas, pero no por ello se le ha cambiado el nombre a este tipo de metodología, lo explicamos a continuación:

Si la estructura de la escuela es similar y los procesos de enseñanza en su mayoría son iguales, la diferencia reside en que en general no se aplica el mismo método ni un método concreto dentro de las aulas actuales, sino que comprende un conjunto de estrategias basadas en los estudios de distintos autores.


¿Por qué entonces no se denominan como tal?


La sociedad ha evolucionado a una monetización de ideas, estas ideas van adjuntas a unos derechos de uso, acuerdos y escuelas enfocadas a este tipo de métodos, por ello hoy día no vemos que la “escuela tradicional” cambie su nombre o incorpore de forma explícita este tipo de metodologías.





¿Por qué se estigmatiza a la escuela tradicional?



Estamos hastiados de quejarnos que la escuela no funciona, que no nos prepara para el futuro ni para el mundo laboral real, que queda muy al margen, muy descontextualizada…Y todo esto es lo que representa ese nombre, por ello genera tanto desapego.



¿La realidad?



Frente a todos estos aspectos negativos, nada tiene que ver, ni con los calificativos negativos, ni con las intenciones renovadoras que la Escuela Nueva tenía en cuenta. Pero para atender esta realidad debemos atender a una gran diversidad de factores que afectan a la educación hoy día, empezando por entender la educación como una cuestión de Estado, y todo lo que ello conlleva, en referencia a la utilización de la educación como herramienta de control, más que como medio de formación de ciudadanos plenos, lo que choca frontalmente tanto con las ideas de la Escuela Nueva como con la Escuela Tradicional, seguido del cambio de poner al niño en el centro de su aprendizaje y la integración de las TIC en el espacio curricular, que si serían ideas similares a las mencionadas o propuestas en la cara de la E. Nueva.


Por esto, debemos preguntarnos si realmente tenemos estigmatizada a la Escuela Tradicional o deberíamos reflexionar sobre los beneficios que tiene para poder implementar en el sistema actual, tan difuminado en aspectos metodológicos para estar preparados en caso de tener que enfrentar en algún momento nuestra manera de intentar dar clase frente a la realidad que muchas veces impera en el aula “de a pie” y así no realizar una “escuela tradicional”, contra la que tanto nos hemos y estamos peleando en nuestro proceso de formación como maestros, de mala gana, ya que como hemos visto, cada intención que llevamos en el aula la transmitimos de forma casi inconsciente por medio de nuestra comunicación no verbal, por tanto, dar un tema de mala gana porque sabes que lo estas “haciendo mal” o porque “así no van a aprender” estarás ejerciendo sobre ti mismo el efecto Pigmalión y, efectivamente, no solo no aprenderán nada, sino que te odiarán, porque tu forma de darla y tu actitud no serán las más adecuadas para ellos.



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