A Willy, un humanizado mono, nos lo presentan tumbado en el sofá de su casa, del que nos cuentan que es un ávido soñador cuando duerme…algo que el autor aprovecha para introducir de una forma igual de ávida, obras de arte transformadas en cada página, para darle viveza y correlación que dan sentido a toda la obra como una pieza cuya intertextualidad no deja lugar a dudas, tanto por la referencia a otras obras literarias como, como ya mencionábamos previamente, obras de arte. Todo esto provoca en el lector que esté constantemente enganchado al libro, bien porque le parezca interesante ver en qué se va a convertir Willy en la próxima página, bien por descubrir cuál es la obra artística o literaria que el autor han transformado y llevado a su mundo.
Personalmente nos ha parecido muy divertida la obra, recomendada para alumnos en 1º de Educación Primaria, por la correlación de la que hablábamos y por la escasez de texto que presenta, siendo el existente, frases y oraciones sencillas o repetitivas, lo que provocarán que se convierta en una obra que atraiga a nuestro niño/a lector/a por sus dibujos e ilustraciones amplios.
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