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Foto del escritorÁlvaro Carrillo

De lector a lector y tiro porque me toca...El lector por horas...¡a escena! (5º)


Sorprendido, cautivado y disfrutado. (Carrillo Paniagua, Á. 2022)


Con esas tres palabras se podría resumir nuestro paso por la obra de "El lector por horas", en la que el autor, José Sanchís Sinisterra nos lleva por los caminos de su propia incertidumbre a través de la lectura de sí mismo y sus pensamientos, los ojos inequívocos y retraídos de Ismael, uno de los tres personajes, los oídos de una ciega desconfiada y la lengua larga de un padre cuya hija demanda un lector transparente…


La historia es una incertidumbre constante entre lecturas de fragmentos que Ismael, contratado para la causa, lee a Lorena, hija de Celso, que se encuentra ciega y no requiere otra cosa más que alguien que disponga de ojos y boca para leer libros que entren por sus oídos. La historia se va torciendo hacia algo más personal, profundo y reflexivo sobre sus vidas, el por qué de algunas obras y la causa común de que los escritores de ahora no sean tan buenos en apariencia como los antiguos. Algo que nos hace caer en la cuenta y es que bajo cada página de cada nueva y emergente novela se encierra la necesidad de cada escritor de reclamar a la urgencia de las editoriales que los aclaman con su necesidad de vender, lo que provoca tanto que la calidad de las obras baje en tanto que aumenta su producción…como una fábrica de producción en serie en la que todos los productos terminan siendo iguales y a lo que Celso termina criticando gravemente en la obra.


Por otro lado también nos llama la atención las referencias a los maestros de Literatura, tildándolos de aburridos, de “viejos en el cuerpo de jóvenes”…o cómo hace referencia a esa inspiración de obras en obras y el sobrenombre que recibe, siendo este concepto una parte del temario impartido en la asignatura de Didáctica de la Literatura. La intertextualidad, o “penetración de unos textos en otros” (El lector por horas, Ed. Eduardo Pérez-Rasilla, Sanchís Sinisterra J. Ed. Espasa Libros pg 221).


Vemos un final abierto, algo que invita al lector/espectador a imaginarse lo siguiente y en parte a corroborar aquello que nos han dejado caer y cuyo objetivo es propio de los novelistas: crear insatisfacción. Con el mundo que nos rodea, con el propio libro, con el mundo de la lectura…y querer más. Y querer algo mejor. Y comprobar si lo siguiente será tan bueno y nos dejará con ganas de más como aquello que acabamos de consumir. Consumir. Consumir. Consumir…hasta el arte de la literatura se ha acabado rindiendo a la necesidad de la sociedad sin pararse a disfrutar de cada página…de cada libro…


Nos ha parecido muy sencillo de leer y visto así, incomprensible que no se aporte en tal medida tanto del teatro en la etapa Primaria. Además de poder a la postre ver la obra y disfrutarla en su misma medida, algo que le aporta una sensación similar al cine cuando alguien se ha leído la obra previamente y después la visualiza...prefiere el libro, porque en su cabeza, en su imaginación todo es mejor y cuadra más.



Os dejamos uno de los fragmentos de la obra que más ha llamado nuestra atención, quizás porque nos sentimos identificados con ese lector medio que propone Sinisterra…


qué se pierde antes querido lector y alumno de la vida:
¿la razón? ¿el sentido común?
¿o la fe depositada en la esperanza de encontrar en la realidad aquello que la novela, la literatura y la ficción nos propone en cada historia leída?

Vienen nuevas historias desde el mundo del teatro…quién sabe si veamos una evolución en nuestra forma de ver el teatro como la que nos propone Juan Mayorga en: La tortuga de Darwin…



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